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Aportaciones de la neuropsicología al estudio de la psicopatología.


Las características que la neurología aporta al estudio de las enfermedades psicopatológicas son básicamente cuatro:


Parte de hipótesis comprobables experimentalmente acerca de los procesos mentales alterados. Conforme los modelos cognitivos son más complejos y sofisticados, comienzan a analizarse problemas que han sido objeto de las teorías psicodinámicas como la autorrepresentación, los mecanismos de defensa y las memorias procedimentales (no conscientes).


Aunque tradicionalmente la investigación cognitiva ha utilizado la comparación entre grupos para comprobar sus modelos, esta estrategia ha sido criticada desde el enfoque de la neuropsiquiatría cognitiva, con el argumento de que las diferencias entre individuos modifican los datos cuando son estudiados en varios sujetos. Sin embargo, los estudios de caso único sólo pueden llevarse a cabo cuando los procesos son puros y permiten valorar modelos teóricos específicos de forma no ambigua (David 1993). En el futuro, el progreso de la investigación será probablemente una combinación de los métodos individual y grupal.


Representa un eslabón entre el conocimiento de la enfermedad mental y el conocimiento de la mente en su estado habitual o normal. Mediante este eslabón, la investigación centrada en los procesos cerebrales y cognitivos normales se puede beneficiar del estudio de los desordenes psiquiátricos. Por ejemplo, estudios acerca de la auto representación (Higgins, 1987) o de las estrategias de procedimiento mental (Baron-Cohen, 1955) de pacientes psiquiátricos han explicado el papel que estos procesos tienen en la vida normal. El enfoque cognitivo no acepta una dicotomía entre funcionamiento normal y desorden mental y aunque algunos investigadores cognitivos aprueban esta dicotomía, se asume fundamentalmente que los desordenes psiquiátricos se encuentran en un continuo respecto a los estados normales, de modo que éste es el planteamiento con el cual podrían explicarse los estados de ansiedad, depresión, obsesiones y psicosis (Bentall, 1992).


Centrarse en los mediadores inmediatos de la conducta y de la experiencia, lo que da capacidad para hacer comprensible la aparente conducta irracional y alterada de los pacientes psiquiátricos. Frecuentemente se ha considerado que cierta conducta es evidencia de enfermedad mental sólo cuando resulta inexplicable en el contexto de los extensos supuestos acerca de la mente (Horowitz, 1983), esto es, cuando viola las convenciones del sentido común. En la ida diaria tendemos a atribuir “locura” cuando una conducta no muestra una clara intención; sin embargo, los estudios cognitivos avisan acerca del error de esta aparente ininteligibilidad de los desórdenes psiquiátricos, por ejemplo: la depresión que en el pasado era estimada puramente endógena se explica mejor cuando nos damos cuenta del profundo pesimismo (sensación de ruina) que acerca de sí, del mundo y del futuro tienen estos pacientes.

Las obsesiones que parecen auto derrotas y autodestructivas, pueden ser ahora entendidas como una valoración anormal del paciente acerca de su propio estado normal (Rachman, 1993) o como un déficit en la inhibición de la conducta. Esta forma de entender la conducta no normal mediante un análisis cognitivo alerta acerca de que el ser humano (con el cerebro dañado) nunca funciona en un vacío social ni separado de los procesos neuropsicológicos.


Se encuentra situada en un nivel de explicación que es neutral entre las contribuciones de las teorías ambientales y biológicas referentes a la etiología de los desordenes psiquiátricos. La cognición o los procesos neuropsicológicos son una interfase entre el cerebro y la conducta; así ya sea la causa de la conducta problema una disfunción biológica o una experiencia poco afortunada de la vida o ambas, el mediador final de la conducta siempre se encontrará en el nivel de los procesos cognitivos y un desorden cognitivo no siempre va a corresponder a una disfunción cerebral. Las anomalías cognitivas pueden ser de dos tipos, déficits o sesgos (Bentall, 1992). Los déficits ocurren cuando un paciente tiene dificultad para llevar a cabo un proceso cognitivo determinado y los sesgos cuando un paciente procesa preferentemente un tipo de información antes que otro (por ejemplo, cuando un paciente depresivo sólo recuerda los sucesos negativos) y ambos reflejan un desorden mental.


La dificultad ocurre cuando queremos distinguir uno del otro, porque los déficits pueden ser aumentados e influidos por estados emocionales y motivacionales, por baja autoestima o por creencias negativas acerca del experimento. Sólo la investigación que surge directamente de la interacción entre la neuropsicología y los procesos cognitivos, el ambiente, la genética y las variables neurológicas puede establecer en definitiva los factores etiológicos que causan alteraciones cognitivas.


Afortunadamente la neuropsicología es una disciplina que puede ser combinada con el quehacer cotidiano de los servicios clínicos; además, es importante considera que las aproximaciones neuropsicológica y biológica (molecular) al análisis del cerebro y la conducta son complementarias, de modo que la aproximación al concepto de función puede tener un papel fundamental en el conocimiento de la naturaleza de aquellos problemas de la conducta que los planteamientos más biológicos intentan comprender en un nivel celular.


Asimismo, es necesario considera la influencia que esta disciplina pueda tener en el enfoque terapéutico de las enfermedades psiquiátricas, ya que, según palabras de Baddeley, para dar el tratamiento adecuado primero debemos entender la enfermedad, lo cual implica conocer tanto el rango de síntomas como el estado de la función cognitiva de los pacientes psiquiátricos. Así, desde 1990 ha surgido una nueva era de optimismo contenido y los clínicos están de acuerdo en que el mejor enfoque terapéutico es el que combina la mediación de distintas formas de atención psicosocial. A su vez, el desarrollo de las nuevas técnicas de neuroimagen del cerebro junto con los nuevos métodos histopatológicos ha proporcionado mayor impulso a las investigaciones de las patologías psiquiátricas, que se une a los avances concomitantes en la descripción fenomenológica, métodos de clasificación, epidemiología y neuropsicología.

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