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¿Qué es el Parkinson?



La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo del sistema nervioso central que pertenece a un grupo de afecciones conocidas como trastornos del movimiento. Es a la vez crónica, es decir, que persiste durante un extenso período de tiempo, y progresiva, lo que significa que sus síntomas empeoran con el tiempo. A medida que las células nerviosas (neuronas) en partes del cerebro se deterioran o mueren, se puede empezar a notar problemas con el movimiento, temblores, rigidez en las extremidades o en el tronco, o problemas de equilibrio. Al volverse estos síntomas más pronunciados, las personas pueden tener dificultad para caminar, hablar o completar otras tareas sencillas. Si se tiene uno o más de estos síntomas, no necesariamente quiere decir que se tiene la enfermedad de Parkinson, ya que los síntomas aparecen también en otras enfermedades.


Se desconoce la causa exacta de la enfermedad de Parkinson, aunque algunos casos son hereditarios y se pueden deber a mutaciones genéticas específicas. Sin embargo, la mayoría de los casos son esporádicos, lo que quiere decir que la enfermedad generalmente no es hereditaria. Se cree que la enfermedad de Parkinson probablemente es el resultado de una combinación de susceptibilidad genética y exposición a uno o más factores ambientales desconocidos que desencadenan la enfermedad.


La enfermedad de Parkinson es la forma más común de parkinsonismo, nombre de un grupo de trastornos con características y síntomas similares. Aunque la mayoría de las formas de parkinsonismo no tienen una causa conocida, hay casos en los que la causa se sabe o se sospecha o donde los síntomas son el resultado de otro trastorno.


Al momento no hay cura para la enfermedad de Parkinson, pero se continúan llevando a cabo investigaciones. A menudo los medicamentos o la cirugía pueden mejorar sustancialmente los síntomas motores.


¿Qué causa la enfermedad?

La enfermedad de Parkinson se presenta cuando se dañan o mueren las células nerviosas, o neuronas, en el cerebro. Aunque muchas áreas del cerebro se ven afectadas, los síntomas más comunes son el resultado de la pérdida de neuronas en un área cerca de la base del cerebro conocida como sustancia negra. Normalmente, las neuronas en esta área producen una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina. La dopamina es un mensajero químico responsable de transmitir señales entre la sustancia negra y la siguiente "estación de relevo" del cerebro, llamada el cuerpo estriado, para producir movimientos uniformes y deliberados. La pérdida de dopamina produce patrones anormales de activación nerviosa dentro del cerebro que causan deterioro del movimiento. Los estudios demuestran que la mayoría de las personas con Parkinson han perdido un 60 a 80 por ciento o más de las células productoras de dopamina en la sustancia negra en el momento de la aparición de los síntomas y que también tienen pérdida de las terminaciones nerviosas que producen el neurotransmisor norepinefrina. La norepinefrina está estrechamente relacionada con la dopamina. Es el mensajero químico principal del sistema nervioso simpático, la parte del sistema nervioso que controla muchas de las funciones automáticas del cuerpo, como el pulso y la presión arterial. La pérdida de norepinefrina puede ayudar a explicar varias de las características no motrices que se ven en la enfermedad de Parkinson, entre ellas, la fatiga y las anomalías relacionadas con la regulación de la presión arterial.


Las células cerebrales afectadas de las personas con esta enfermedad contienen cuerpos de Lewy, que son depósitos de la proteína alfa-sinucleína. Los investigadores aún no saben por qué se forman los cuerpos de Lewy o qué papel juegan en la enfermedad. Algunas investigaciones sugieren que, en las personas con la enfermedad de Parkinson, el sistema de eliminación de proteínas de las células puede fallar y hacer que las proteínas se acumulen a niveles nocivos desencadenando la muerte celular. Otros estudios han encontrado pruebas de que las masas de proteína que se desarrollan dentro de las células cerebrales de las personas con Parkinson pueden contribuir a la muerte de las neuronas. Algunos investigadores especulan que la acumulación de proteínas en cuerpos de Lewy es parte de un intento fallido de proteger la célula de la toxicidad de las colecciones o agregados más pequeños de sinucleína.


Factores genéticos. Los científicos han identificado varias mutaciones genéticas asociadas con la enfermedad, incluyendo el gen alfa-sinucleína, además de muchos genes más que se han vinculado provisionalmente al trastorno. El estudio de los genes responsables de los casos heredados de Parkinson puede ayudar a los investigadores a comprender tanto los casos heredados como los esporádicos. Los mismos genes y proteínas que se ven alterados en los casos heredados también podrían haber sido alterados en los casos esporádicos por toxinas ambientales u otros factores. Los investigadores también esperan que el descubrimiento de estos genes estar involucrados ayude a identificar nuevas formas de tratar la enfermedad de Parkinson.


Medio ambiente. La exposición a ciertas toxinas ha causado síntomas parkinsonianos en circunstancias excepcionales (como la exposición a la MPTP, una droga ilícita, o en los mineros expuestos al metal manganeso). Otros factores ambientales aún no identificados también pueden causar la enfermedad en personas genéticamente susceptibles.


Mitocondrias. Existen varias líneas de investigación que sugieren que las mitocondrias, los componentes productores de energía de la célula, pueden jugar un papel en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson. Las mitocondrias son fuentes importantes de radicales libres, las moléculas que dañan las membranas, las proteínas, el ADN y otras partes de la célula. Este daño a menudo se conoce como estrés oxidativo. Se han detectado cambios relacionados con el estrés oxidativo, incluyendo el daño de radicales libres al ADN, las proteínas y las grasas, en los cerebros de personas con enfermedad de Parkinson. Se han identificado algunas mutaciones que afectan la función mitocondrial como causas de la enfermedad.


Aunque la disfunción mitocondrial, el estrés oxidativo, la inflamación, las toxinas, y muchos otros procesos celulares pueden contribuir a la enfermedad de Parkinson, la causa real de la muerte o pérdida celular en dicha enfermedad sigue sin determinarse.


¿Qué genes están ligados a la enfermedad de Parkinson?

Varios genes ya han sido ligados definitivamente a la enfermedad de Parkinson. El primero en ser identificado fue el gen de la proteína alfa-sinucleína. En la década de los noventa, los investigadores de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y de otras instituciones estudiaron los perfiles genéticos de una extensa familia italiana y de tres familias griegas con enfermedad de Parkinson familiar y encontraron que su enfermedad estaba relacionada con una mutación en este gene. Encontraron una segunda mutación del gen de la alfa-sinucleína en una familia alemana con Parkinson. Estos hallazgos impulsaron estudios sobre el papel de la alfa-sinucleína en la enfermedad, lo que llevó al descubrimiento de que los cuerpos de Lewy, que son vistos en todos los casos de Parkinson, contenían agregados de la proteína alfa-sinucleína. Este descubrimiento reveló el vínculo entre las formas hereditarias y las esporádicas de la enfermedad.


En el 2003, investigadores que estudiaban la forma hereditaria de la enfermedad de Parkinson descubrieron que en una familia extensa que tenía la enfermedad, ésta era causada por la triplicación del gen de la alfa-sinucleína normal en una copia del cromosoma 4 (un cromosoma es una estructura de forma alargada compuesto de proteínas y de material genético llamado ADN). Esta triplicación hace que se produzcan cantidades excesivas de alfa-sinucleína normal en las personas de la familia afectada. El estudio demostró que un exceso de la forma normal de la sinucleína podría producir la enfermedad, al igual que lo hace la forma anormal.

Otros genes ligados a la enfermedad de Parkinson son el gen de la parkina, el DJ-1, el PINK1 y el LRRK2. Los genes DJ-1 y PINK-1 causan formas raras y de inicio temprano de la enfermedad de Parkinson. El gen de la parkina se traduce en una proteína que normalmente ayuda a las células a descomponer y reciclar las proteínas. El DJ-1 normalmente ayuda a regular la actividad de los genes y a proteger las células del estrés oxidativo. El PINK1 codifica para una proteína activa en las mitocondrias. Las mutaciones en este gen parecen aumentar la susceptibilidad al estrés celular.


Las mutaciones en el gen LRRK2 fueron identificadas originalmente en varias familias inglesas y vascas como una causa de inicio tardío de la enfermedad. Estudios posteriores han identificado mutaciones de este gen en otras familias con Parkinson así como en un pequeño porcentaje de personas aparentemente con Parkinson esporádico. Las mutaciones en el gen LRRK2 son una causa importante de la enfermedad de Parkinson en el norte de África y el Oriente Medio.


Otra asociación interesante es con el gen GBA, que produce la enzima glucocerebrosidasa. Las mutaciones en ambos genes de GBA causan la enfermedad de Gaucher (en la que los ácidos grasos, aceites, ceras, y esteroides se acumulan en el cerebro). Otros cambios en este gen están asociados con un mayor riesgo de la enfermedad de Parkinson. Los investigadores tratan de entender lo que esta asociación nos puede decir acerca de los factores de riesgo de la enfermedad de Parkinson y los posibles tratamientos.


¿A quién le da la enfermedad de Parkinson?

Los cálculos indican que cerca de 50.000 personas en los Estados Unidos son diagnosticadas con enfermedad de Parkinson cada año, aunque algunos cálculos son mucho más altos. Saber el número preciso de casos puede ser difícil debido a que muchas personas en las etapas tempranas de la enfermedad suponen que sus síntomas se deben al envejecimiento normal y no buscan atención médica. El diagnóstico a veces resulta complicado por el hecho de que otras enfermedades pueden causar síntomas de Parkinson y no existe una prueba definitiva para la enfermedad. A veces los médicos les dicen a las personas con Parkinson que tienen otros trastornos, mientras que las personas con enfermedades similares al Parkinson pueden recibir un diagnóstico incorrecto de Parkinson.


Hay casi un 50 por ciento más hombres que mujeres con enfermedad de Parkinson, pero las razones para esta diferencia no son claras. Aun cuando la enfermedad se presenta en personas en todo el mundo, varios estudios han encontrado una mayor incidencia en los países desarrollados. Otros estudios han encontrado un mayor riesgo entre las personas que viven en áreas rurales donde el uso de pesticidas es mayor. Sin embargo, esos riesgos aparentes no han sido completamente determinados.


Un factor de riesgo claro para la enfermedad es la edad. La edad promedio de inicio es de 60 años, y la incidencia aumenta significativamente con la edad. Sin embargo, alrededor del 5 al 10 por ciento de las personas con enfermedad de Parkinson tiene una enfermedad de “inicio temprano” que comienza antes de los 50 años de edad. Algunos casos de aparición temprana están vinculados a las mutaciones de genes específicos, tales como el gen de la parkina. Las personas con uno o más familiares cercanos con Parkinson corren un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. No obstante, el riesgo total si siguiendo apenas de alrededor del 2 al 5 por ciento, a menos que la familia tenga una mutación genética conocida para la enfermedad. Se estima que entre el 15 y 25 por ciento de las personas con Parkinson saben que tienen un pariente con la enfermedad.


En casos muy raros, los síntomas parkinsonianos pueden aparecer en las personas antes de los 20 años de edad. Esta enfermedad se conoce como parkinsonismo juvenil. Generalmente comienza con distonía y bradicinesia, y los síntomas a menudo mejoran con el medicamento levodopa.


¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad?

Los cuatro principales síntomas de la enfermedad de Parkinson son:


1.- Temblor. El temblor asociado con la enfermedad tiene una apariencia característica. Típicamente, el temblor toma la forma de un movimiento rítmico hacia adelante y hacia atrás a una velocidad de 4-6 latidos por segundo. Puede involucrar el pulgar y el índice y parecer un temblor de "rodamiento de píldoras". El temblor a menudo comienza en una mano, aunque a veces se afecta primero un pie o la mandíbula. Es más obvio cuando la mano está en reposo o cuando la persona está bajo estrés. El temblor generalmente desaparece durante el sueño o mejora con el movimiento intencional. Por lo general, es el primer síntoma que hace que las personas busquen atención médica.


2.- Rigidez. La rigidez, o resistencia al movimiento, afecta a la mayoría de las personas con enfermedad de Parkinson. Los músculos permanecen constantemente tensos y contraídos y la persona tiene dolor o se siente tiesa. La rigidez se vuelve obvia cuando alguien más trata de mover o extender el brazo de la persona. El brazo se moverá solamente en forma de trinquete, es decir, con movimientos cortos y espasmódicos conocidos como rigidez de "rueda dentada".


4.- Bradicinesia. Esta disminución del movimiento espontáneo y automático es particularmente frustrante debido a que puede hacer que las tareas sencillas se vuelvan difíciles. La persona no puede realizar rápidamente movimientos rutinarios. Las actividades que antes realizaba de forma rápida y sencilla, como hacerse el aseo personal o vestirse, pueden tomar mucho más tiempo. A menudo hay una disminución de las expresiones faciales.


3.- Inestabilidad postural. La inestabilidad postural, o deterioro del equilibrio, hace que las personas afectadas se caigan fácilmente.


La enfermedad de Parkinson no afecta a todas las personas de la misma manera, y la tasa de progresión y los síntomas particulares difieren entre los individuos.


Los síntomas de la enfermedad comienzan típicamente en un lado del cuerpo. Sin embargo, con el tiempo, la enfermedad afecta ambos lados. Incluso después de que la enfermedad afecta ambos lados del cuerpo, los síntomas a menudo son menos fuertes en un lado que en el otro.

Los amigos o miembros de la familia pueden ser los primeros en notar cambios en alguien con enfermedad de Parkinson de inicio temprano. Pueden ver que el rostro de la persona carece de expresión y animación (conocido como "rostro enmascarado") o que la persona se mueve más lentamente.


Los primeros síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden ser sutiles y se presentan gradualmente. Las personas afectadas pueden sentir temblores leves o tener dificultad para levantarse de una silla. Las actividades pueden tomar más tiempo que antes en completarse y las personas pueden notar cierta rigidez, además de la lentitud. Pueden notar que hablan en voz muy baja o que escriben de manera lenta con letra pequeña o difícil de entender. Este período temprano puede durar mucho tiempo antes de que aparezcan los síntomas motores (de movimiento) más clásicos y obvios.


A medida que la enfermedad progresa, los síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden comenzar a interferir con las actividades diarias. Las personas afectadas tal vez no puedan sostener los cubiertos firmemente o pueden encontrar que el temblor les hace difícil leer el periódico. Las personas con enfermedad de Parkinson a menudo desarrollan la llamada marcha parkinsoniana que incluye una tendencia a inclinarse hacia adelante, dando pequeños pasos rápidos, como apurados (llamado festinación), y experimentan una reducción de movimiento en uno o ambos brazos. Pueden tener problemas para iniciar el movimiento (la vacilación inicial) y pueden detenerse de repente cuando van caminando (se quedan “congelados”).


Una cantidad de otros síntomas pueden acompañar la enfermedad de Parkinson y algunos pueden tratarse con medicamentos o fisioterapia.


Depresión. Este es un problema común y puede aparecer en las primeras etapas de la enfermedad, aún antes de que se noten otros síntomas. Algunas personas pierden su motivación y se vuelven dependientes de los miembros de la familia. Afortunadamente, la depresión generalmente se puede tratar con éxito con medicamentos antidepresivos como la amitriptilina o la fluoxetina.



Cambios emocionales.

Algunas personas con Parkinson se vuelven miedosas e inseguras mientras que otras se vuelven irritables o atípicamente pesimistas.


Dificultad para tragar y masticar. Los músculos que se usan para tragar podrían funcionar con menor eficiencia en las etapas tardías de la enfermedad. Los alimentos y la saliva podrían acumularse en la boca y el fondo de la garganta, lo que podría ocasionar ahogo o babeo. A veces, estos problemas también les dificultan obtener una nutrición adecuada a las personas con Parkinson. Los terapeutas del habla y del lenguaje, los terapeutas ocupacionales (que ayudan a las personas a aprender nuevas formas de realizar las actividades de la vida diaria) y los dietistas a menudo pueden ayudar con estos problemas.


Cambios en el habla. Cerca de la mitad de las personas con la enfermedad de Parkinson tiene dificultades para hablar. Estos problemas se suelen caracterizar por hablar en una voz muy bajita o en un tono monótono. Algunas pueden vacilar antes de hablar, arrastrar las palabras o hablar demasiado rápido. Un terapeuta del habla puede ayudar a estas personas a reducir algunos de estos problemas.


Problemas urinarios o de estreñimiento. Algunas personas con la enfermedad de Parkinson pueden tener problemas con la vejiga y el intestino. Estos problemas se deben al funcionamiento incorrecto del sistema nervioso autónomo, que se encarga de regular la actividad del músculo liso. Los medicamentos pueden tratar eficazmente algunos de estos síntomas.


Problemas de la piel.


En la enfermedad de Parkinson, la piel de la cara se puede volver grasosa, particularmente la frente y los lados de la nariz. El cuero cabelludo también puede volverse grasoso y producir caspa. En otros casos, la piel puede volverse muy seca. Los tratamientos estándar para los problemas de la piel pueden ayudar.


Problemas para dormir.


Los problemas para dormir son comunes en la enfermedad de Parkinson e incluyen dificultad para permanecer dormido por la noche, sueño intranquilo, pesadillas y sueños emotivos y somnolencia o inicio súbito del sueño durante el día. Otro problema común es el trastorno de comportamiento relacionado con el sueño de movimiento ocular rápido (REM, por sus siglas en inglés), en el que las personas realizan o actúan físicamente sus sueños, lo que podría resultar en que se lesionen a sí mismas o a cualquier persona que comparta su cama. Los medicamentos que se usan para tratar la enfermedad de Parkinson pueden contribuir a algunos de estos problemas del sueño. Muchos de estos problemas responden a las terapias específicas.

Demencia u otros problemas cognitivos. Algunas personas con enfermedad de Parkinson pueden presentar problemas en la memoria y pensamiento lento. Los problemas cognitivos se agravan en las etapas tardías de la enfermedad, y se podría hacer un diagnóstico de demencia por enfermedad de Parkinson. Esta demencia puede afectar la memoria, la manera cómo la persona forma su opinión de los demás (juicio social), el lenguaje, el razonamiento u otras habilidades mentales. Actualmente no hay manera de detener este tipo de demencia, pero los medicamentos como la rivastigmina, el donepezil o la memantina podrían ayudar. Los medicamentos que se usan para tratar los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson pueden causar confusión y alucinaciones.


Hipotensión ortostática.


La hipotensión ortostática es una caída súbita de la presión arterial que se produce cuando una persona se pone de pie de una posición acostada o sentada. Puede causar vértigo, mareos y, en casos extremos, pérdida del equilibrio o desmayo. Los estudios han sugerido que en la enfermedad de Parkinson, este problema se produce por una pérdida de las terminaciones nerviosas en el sistema nervioso simpático que controla la frecuencia cardiaca, la presión arterial y otras funciones automáticas del cuerpo. Los medicamentos que se emplean para tratar la enfermedad de Parkinson también pueden contribuir a este síntoma. La hipotensión ortostática puede mejorar si se aumenta la ingesta de sal. Los médicos que tratan el trastorno pueden reducir la dosis del medicamento para la hipertensión o recetar medicamentos como la fludrocortisona.


Calambres musculares y distonía.


La rigidez y falta de movimiento normal asociados con la enfermedad de Parkinson a menudo causan calambres musculares, especialmente en las piernas y los dedos de los pies. Los masajes, las elongaciones y aplicar calor pueden ayudar con estos calambres. La enfermedad de Parkinson también puede asociarse con distonía, es decir, con contracciones musculares sostenidas que causan posiciones forzadas o retorcidas. Las fluctuaciones en el nivel de dopamina en el cuerpo a menudo son la causa de la distonía en la enfermedad de Parkinson. Las estrategias para controlar la enfermedad pueden involucrar el ajuste de los medicamentos.

Dolor. Muchas personas con la enfermedad de Parkinson tienen dolor de los músculos y las articulaciones debido a la rigidez y a las posturas anormales a menudo asociadas con la enfermedad. El tratamiento con levodopa y otros medicamentos dopaminérgicos suelen aliviar estos dolores hasta cierto punto. También pueden ayudar ciertos ejercicios.


Fatiga y pérdida de energía.


Muchas personas con la enfermedad de Parkinson a menudo sienten fatiga, especialmente al final del día. La fatiga puede estar asociada con depresión o los trastornos del sueño, pero también puede ser el resultado del estrés muscular o de hacer demasiada actividad cuando la persona se siente bien. La fatiga también puede deberse a la acinesia, es decir, los problemas para iniciar o realizar un movimiento. El ejercicio, los buenos hábitos del sueño, el mantenerse mentalmente activo y el no hacer demasiadas actividades en un período corto de tiempo pueden ayudar a aliviar la fatiga.


Disfunción sexual. La enfermedad de Parkinson puede causar disfunción sexual debido a sus efectos sobre las señales nerviosas del cerebro. La depresión relacionada con la enfermedad de Parkinson o el uso de ciertos medicamentos también pueden causar disminución del deseo sexual y otros problemas. Las personas deben consultar estos temas con el médico porque es posible tratarlos.


Las alucinaciones, los delirios y otros síntomas psicóticos pueden ser causados ​​por los medicamentos recetados para la enfermedad de Parkinson. Si se presentan alucinaciones, tal vez sea necesario reducir la dosis o cambiar los medicamentos. Si estas medidas no son eficaces, algunas veces los médicos recetan medicamentos llamados antipsicóticos atípicos, que incluyen la clozapina y la quetiapina. Mientras tanto, l os medicamentos antipsicóticos típicos, que incluyen el haloperidol, empeoran los síntomas motores de Parkinson y no se deben usar.


¿Qué otras enfermedades y afecciones se parecen a la enfermedad de Parkinson?

Una gran variedad de trastornos puede causar síntomas similares a los de la enfermedad de Parkinson. Se dice que las personas con síntomas similares a los de Parkinson pero que se deben a otras causas tienen parkinsonismo. Algunos de estos trastornos incluyen:


Atrofia multisistémica.


La atrofia multisistémica se refiere a un grupo de trastornos progresivos lentos que afecta los sistemas nerviosos central y autónomo. En este trastorno, la proteína alfa-sinucleína forma agregados nocivos filamentosos en las células de apoyo en el cerebro conocidos como oligodendrogliales. La atrofia multisistémica puede tener síntomas parecidos a los de la enfermedad de Parkinson. También puede adoptar una forma que principalmente produce mala coordinación y habla arrastrada, o puede tener una mezcla de estos síntomas. Otros síntomas pueden incluir dificultad para tragar, impotencia masculina, estreñimiento y dificultad para orinar. Este trastorno, anteriormente conocido como síndrome de Shy-Drager, se refiere a la atrofia multisistémica con hipotensión ortostática prominente, una caída de la presión arterial cada vez que la persona se pone de pie. La atrofia multisistémica con síntomas parkinsonianos a veces se denomina degeneración estriatonigral, mientras que la atrofia multisistémica con mala coordinación y habla arrastrada a veces se denomina atrofia olivopontocerebelar. Desafortunadamente, muchos de los síntomas de la atrofia multisistémica o bien no responden a los medicamentos para la enfermedad de Parkinson o la respuesta es mínima o de corta duración.


Demencia con cuerpos de Lewy.


La demencia con cuerpos de Lewy se refiere a un trastorno neurodegenerativo asociado con los mismos depósitos anormales de proteínas (cuerpos de Lewy) que se encuentran en la enfermedad de Parkinson, pero en áreas más extensas de todo el cerebro. Los síntomas pueden variar desde síntomas parkinsonianos tradicionales como bradicinesia, rigidez, temblor y marcha arrastrada, hasta síntomas similares a los de la enfermedad de Alzheimer (pérdida de memoria, falta de criterio y confusión). Estos síntomas pueden aparecer y desaparecer o fluctuar dramáticamente. Las alucinaciones visuales son por lo general uno de los primeros síntomas y las personas pueden sufrir otras perturbaciones psiquiátricas como delirios y depresión. Los problemas cognitivos también ocurren temprano en el curso de la enfermedad. La levodopa y otros medicamentos antiparkinsonianos que ayudan con los síntomas motores de la demencia con cuerpos de Lewy, pueden empeorar las alucinaciones y los delirios, y las personas afectadas tal vez necesiten tratamiento con medicamentos antipsicóticos atípicos.

Parálisis supranuclear progresiva. La parálisis supranuclear progresiva es un trastorno cerebral progresivo y raro que causa problemas con el control de la marcha y el equilibrio. Los síntomas de la parálisis supranuclear progresiva son causados por un deterioro gradual de las células cerebrales en el tronco encefálico. Las personas a menudo tienden a sufrir caídas muy temprano en el curso de este trastorno. Uno de los rasgos característicos de la enfermedad es la incapacidad para mover los ojos correctamente, lo que algunas personas describen como tener la visión borrosa. Las personas con parálisis supranuclear progresiva a menudo muestran alteraciones del ánimo y del comportamiento, incluso depresión y apatía, así como una demencia leve. A menudo se diagnostica equivocadamente debido a que algunos de sus síntomas son muy parecidos a los de la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos cerebrales. Generalmente los síntomas de la parálisis supranuclear progresiva no responden a los medicamentos o la respuesta es mínima y de corta duración. La parálisis supranuclear progresiva se caracteriza por agregados o depósitos de una proteína llamada tau.


Degeneración corticobasal.


La degeneración corticobasal se debe a la atrofia de varias áreas cerebrales, entre ellas, la corteza cerebral y los ganglios basales. Los síntomas iniciales pueden aparecer en un lado del cuerpo, pero con el tiempo el trastorno afecta ambos lados. Los síntomas son similares a algunos que se presentan con la enfermedad de Parkinson, incluyendo la rigidez, el deterioro del equilibrio y los problemas de coordinación. A menudo aparece la distonía en un solo lado del cuerpo. Otros síntomas pueden incluir deterioros cognitivos y visuales-espaciales, apraxia (pérdida de la capacidad de hacer movimientos familiares y deliberados), habla vacilante y entrecortada, mioclono (espasmos musculares) y disfagia (dificultad para tragar). A diferencia de la enfermedad de Parkinson, este trastorno por lo general no responde a los medicamentos. Al igual que en la parálisis supranuclear progresiva, esta enfermedad también se caracteriza por depósitos de la proteína tau.


A varias enfermedades, como la atrofia multisistémica, la degeneración corticobasal y la parálisis supranuclear progresiva, se les conoce a veces como enfermedades "Parkinson-plus" porque tienen los síntomas de la enfermedad de Parkinson más características adicionales.


Parkinsonismo resultante de trastornos neurológicos


Parkinsonismo arteriosclerótico. A veces conocido como pseudoparkinsonismo, parkinsonismo vascular o parkinsonismo aterosclerótico, el parkinsonismo arterioesclerótico es el resultado de daño en el cerebro debido a varios accidentes cerebrovasculares. El temblor es raro en este tipo de parkinsonismo mientras que la demencia y la dificultad con la marcha son comunes. Los medicamentos contra la enfermedad de Parkinson brindan poca ayuda a las personas con esta forma de parkinsonismo.


Parkinsonismo postraumático. También conocido como encefalopatía postraumática o “síndrome del boxeador golpeado", los síntomas parkinsonianos suelen presentarse después de una grave lesión craneana o trauma craneal frecuente relacionado con el boxeo y otras actividades. Este tipo de trauma también puede causar una forma de demencia conocida como encefalopatía traumática crónica.


Temblor esencial.


A veces conocido como temblor esencial benigno o temblor familiar, es una afección común que tiende a ser hereditaria y evoluciona lentamente con el tiempo.

Generalmente el temblor es igual en ambas manos y aumenta al moverlas. El temblor puede involucrar la cabeza pero generalmente no afecta las piernas. El temblor esencial no es lo mismo que la enfermedad de Parkinson, y generalmente no lleva a ella, aunque en algunos casos las dos afecciones se pueden superponer en una persona. Las personas con temblor esencial no tienen otras características parkinsonianas. El temblor esencial no responde a la levodopa o a la mayoría de otros medicamentos para la enfermedad de Parkinson, pero puede tratarse con otros medicamentos.


Hidrocefalia de presión normal.


La hidrocefalia de presión normal es un aumento anormal del líquido cefalorraquídeo en los ventrículos o cavidades del cerebro. Esto hace que los ventrículos aumenten de tamaño, oprimiendo el cerebro. Los síntomas de la hidrocefalia de presión normal incluyen problemas para caminar, pérdida del control de la vejiga, lo que lleva a la micción frecuente o incontinencia, y deterioro mental y demencia progresivos. La persona también puede presentar una desaceleración general del movimiento o quejarse de que siente los pies "trabados”. Estos síntomas se pueden confundir a veces con la enfermedad de Parkinson, pero no responden a los medicamentos para la enfermedad de Parkinson. Las exploraciones cerebrales, el monitoreo de la presión intracraneal y otras pruebas pueden ayudar a diagnosticar la hidrocefalia de presión normal. Este trastorno a veces se puede tratar con la implantación quirúrgica de una derivación del líquido cefalorraquídeo que drena el exceso de este líquido al abdomen, donde es absorbido.

Parkinsonismo que acompaña a otras afecciones. Los síntomas parkinsonianos se presentan en personas con otros trastornos neurológicos claramente diferentes, como la enfermedad de Wilson, la enfermedad de Huntington, la enfermedad de Alzheimer, las ataxias espinocerebelares y la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Cada uno de estos trastornos tiene características específicas que ayudan a distinguirlos de la enfermedad de Parkinson.

Causas ambientales


Parkinsonismo postencefalítico.


Justo después de la Primera Guerra Mundial, la encefalitis letárgica, una enfermedad causada por un virus, atacó a casi 5 millones de personas en todo el mundo para luego desaparecer abruptamente en la década de los veinte. Conocida en los Estados Unidos como la enfermedad del sueño, la encefalitis letárgica mató a la tercera parte de sus víctimas y produjo el parkinsonismo postencefalítico en muchas otras. Esto dio como resultado un trastorno del movimiento que en ciertos casos apareció años después de la enfermedad inicial. (En 1973, el neurólogo Oliver Sacks publicó Awakenings, un relato de su trabajo al final de la década de los sesenta con pacientes postencefalíticos sobrevivientes en un hospital de Nueva York. Usando el entonces medicamento experimental levodopa, el Dr. Sacks fue capaz de "despertar" temporalmente a estas personas de su estado estatuario.) En casos raros, otras infecciones virales, incluyendo la encefalomielitis equina occidental, la encefalomielitis equina oriental y la encefalitis B japonesa, han causado síntomas parkinsonianos.


Parkinsonismo inducido por medicamentos.


Una forma reversible de parkinsonismo que a veces resulta del uso de ciertos medicamentos, tales como la clorpromazina y el haloperidol, que normalmente se recetan para pacientes con trastornos psiquiátricos. Algunos medicamentos usados para los trastornos estomacales (metoclopramida), la presión arterial alta (reserpina) y otros como el valproato pueden causar temblor y bradicinesia. Por lo general, si se suspenden los medicamentos o se reducen las dosis, los síntomas desaparecen.


Parkinsonismo inducido por toxinas.


Algunas toxinas pueden causar parkinsonismo por diversos mecanismos. El producto químico MPTP también causa una forma permanente de parkinsonismo que se asemeja bastante a la enfermedad de Parkinson. Los investigadores descubrieron esta reacción en la década de los ochenta cuando los adictos a la heroína en California que habían tomado una droga ilícita contaminada con MPTP comenzaron a presentar síntomas graves de parkinsonismo. Este descubrimiento, que demostró que una sustancia tóxica podría dañar el cerebro y producir síntomas parkinsonianos, logró un avance espectacular en la investigación de la enfermedad de Parkinson.


Complejo parkinsoniano-demencia de Guam.


Esta enfermedad se produce entre las poblaciones Chamorro de Guam y las Islas Mariana y puede estar acompañada por una enfermedad de la neurona motriz que se asemeja a la esclerosis lateral amiotrófica (también conocida como enfermedad de Lou Gehrig). El curso de la enfermedad es rápido y la muerte suele ocurrir en 5 años.


¿Cómo se diagnostica la enfermedad de Parkinson?

Actualmente no existen pruebas de sangre o de laboratorio que diagnostiquen la enfermedad de Parkinson esporádica. Por ello, el diagnóstico se basa en la historia clínica y en un examen neurológico. En algunos casos, la enfermedad de Parkinson puede ser difícil de diagnosticar con precisión al inicio de la enfermedad. Los signos y síntomas tempranos de la enfermedad de Parkinson a veces se pueden descartar como los efectos del envejecimiento normal. A veces los médicos piden estudios de imágenes cerebrales o pruebas de laboratorio con el fin de descartar otros trastornos. Sin embargo, las exploraciones cerebrales por tomografía computarizada e imágenes por resonancia magnética de las personas con la enfermedad de Parkinson generalmente parecen normales. Ya que muchas otras enfermedades tienen características similares pero requieren tratamientos diferentes, es fundamental hacer un diagnóstico preciso para que las personas puedan recibir el tratamiento adecuado.


¿Cuál es el pronóstico?

La expectativa de vida promedio de una persona con Parkinson generalmente es la misma que para las personas que no padecen la enfermedad. Afortunadamente, hay muchas opciones de tratamiento disponibles. Sin embargo, en las etapas tardías, la enfermedad de Parkinson puede ya no responder a los medicamentos y puede llegar a asociarse con complicaciones graves como la asfixia, la neumonía y las caídas.


La enfermedad de Parkinson es un trastorno que progresa lentamente. No es posible predecir qué curso tomará la enfermedad en cada persona. Una escala comúnmente utilizada por los neurólogos para describir cómo han avanzado los síntomas de la enfermedad en un paciente es la escala de Hoehn y Yahr.


Etapas de la enfermedad de Parkinson de la escala de Hoehn y Yahr:


Etapa uno: Síntomas solamente en un lado del cuerpo.


Etapa dos: Síntomas en ambos lados del cuerpo. Sin deterioro del equilibrio.


Etapa tres: Deterioro del equilibrio. Enfermedad leve a moderada. Independiente físicamente.


Etapa cuatro: Incapacidad grave, pero aún es capaz de caminar o estar de pie sin ayuda.


Etapa cinco: En silla de ruedas o en la cama a menos que reciba ayuda.


Otra escala que se emplea comúnmente es la Escala Unificada de Valoración de la Enfermedad de Parkinson de la Sociedad de Trastornos del Movimiento (MDS-UPDRS, por sus siglas en inglés). Esta escala de cuatro partes mide el movimiento motor en la enfermedad de Parkinson: experiencias no motrices de la vida diaria, experiencias motrices de la vida diaria, evaluación motriz y complicaciones motrices. Tanto la escala de Hoehn y Yahr como la de MDS-UPDRS se usan para medir cómo están las personas y evaluar la respuesta a los tratamientos.


¿Cómo se trata la enfermedad?

Actualmente, no existe una cura para la enfermedad de Parkinson, pero a veces los medicamentos o la cirugía pueden mejorar los síntomas motores.



Tratamientos farmacológicos

Los medicamentos para la enfermedad de Parkinson comprenden tres categorías. La primera categoría incluye medicamentos que incrementan el nivel de dopamina en el cerebro. Los medicamentos más comunes para la enfermedad son precursores de la dopamina, sustancias como levodopa que cruzan la barrera hematoencefálica y luego cambian a dopamina. Otros medicamentos imitan a la dopamina o previenen o retrasan su descomposición.


La segunda categoría de medicamentos para la enfermedad de Parkinson afecta a otros neurotransmisores en el organismo con el fin de aliviar algunos síntomas de la enfermedad. Por ejemplo, los medicamentos anticolinérgicos interfieren con la producción o la captación del neurotransmisor acetilcolina. Estos pueden ser eficaces en la reducción de los temblores.


La tercera categoría de medicamentos recetados para la enfermedad incluye medicamentos que ayudan a controlar los síntomas no motores de la enfermedad, o sea, los síntomas que no afectan el movimiento. Por ejemplo, se pueden recetar antidepresivos a las personas con depresión relacionada con la enfermedad.


Levodopa/carbidopa. El fundamento de la terapia para la enfermedad de Parkinson es el medicamento levodopa (conocido también como L-dopa). Las células nerviosas utilizan la levodopa para fabricar dopamina y reponer el suministro reducido del cerebro. No se puede simplemente tomar píldoras de dopamina porque ésta no cruza fácilmente la barrera hematoencefálica (una barrera o revestimiento protector de células dentro de los vasos sanguíneos que regula el transporte de oxígeno, glucosa y otras sustancias hacia el cerebro). Generalmente, la levodopa se receta en combinación con otra sustancia llamada carbidopa. Cuando se añade a la levodopa, la carbidopa previene la conversión de la levodopa en dopamina, excepto en el cerebro. Esto detiene o disminuye los efectos secundarios que ocurren debido a la dopamina en el torrente sanguíneo. Por lo general, la combinación de levodopa/carbidopa tiene mucho éxito en la reducción o eliminación de los temblores y otros síntomas motores durante las etapas tempranas de la enfermedad y permite a la mayoría de las personas con Parkinson extender el período de tiempo en el que pueden llevar una vida relativamente normal y productiva.


Aunque la combinación de levodopa/carbidopa ayuda a la mayoría de las personas con enfermedad de Parkinson, no todos los síntomas responden de igual manera al medicamento. La levodopa generalmente ayuda más con la bradicinesia y la rigidez. Los problemas del equilibrio tal vez no respondan al medicamento.


Las personas suelen ver una mejora notable en sus síntomas después de comenzar el tratamiento con levodopa/carbidopa. Sin embargo, es posible que tengan que aumentar la dosis gradualmente para obtener el máximo beneficio. A menudo la levodopa es tan eficaz que algunas personas tal vez no demuestren síntomas durante las etapas tempranas de la enfermedad siempre y cuando tomen el medicamento. Sin embargo, la levodopa no es una cura. Aunque puede reducir los síntomas, no sustituye las células nerviosas perdidas y no detiene la evolución de la enfermedad.


La combinación de levodopa/carbidopa puede tener una variedad de efectos secundarios. Los efectos secundarios iniciales más comunes son náuseas, baja presión arterial y ansiedad. Las náuseas y el vómito que causa la levodopa se reducen en gran medida con la correcta combinación de levodopa y carbidopa. El medicamento también puede causar somnolencia o inicio súbito del sueño, por lo que conducir y otras actividades se pueden volver peligrosas. A veces el uso prolongado de levodopa causa alucinaciones y psicosis.


Las discinesias, o movimientos involuntarios como los retorcimientos y contorsiones, comúnmente se presentan en las personas que toman levodopa por un período prolongado de tiempo. Estos movimientos pueden ser leves o fuertes. Algunos médicos recetan a las personas más jóvenes con Parkinson medicamentos que actúan directamente como la dopamina en sí y añaden levodopa más tarde en el curso de la enfermedad. La dosis de levodopa a veces se reduce con el fin de disminuir los movimientos inducidos por el medicamento. La amantadina puede ayudar a controlar las discinesias pero si las discinesias son graves, se podría considerar un tratamiento quirúrgico como la estimulación cerebral profunda (vea la descripción de este procedimiento en la sección titulada "Cirugía").


Se pueden presentar otras dificultades más tarde en el curso de la enfermedad. Las personas con Parkinson pueden comenzar a notar síntomas más pronunciados antes de su primera dosis matutina de medicamento y entre una dosis y otra. Esto se debe a que el período de eficacia después de cada dosis puede comenzar a acortarse, lo que se conoce como efecto de disipación. Entonces, las personas experimentan períodos repentinos, impredecibles de cambios súbitos, en que los medicamentos no parecen funcionar, que se conocen como períodos “off”. Un enfoque para aliviar estos efectos secundarios es tomar la levodopa con más frecuencia y en menos cantidad. Las personas con enfermedad de Parkinson no deben dejar de tomar levodopa sin el consentimiento de su médico debido a que la suspensión rápida del medicamento puede tener efectos secundarios potencialmente graves.


Además de levodopa/carbidopa, hay otros tratamientos disponibles:


Agonistas de la dopamina. Estos medicamentos, que incluyen apomorfina, pramipexol, ropinirol y rotigotina, imitan la función de la dopamina en el cerebro. Pueden administrarse solos o junto con levodopa. Son algo menos eficaces que la levodopa en el tratamiento de los síntomas de Parkinson, pero trabajan por períodos de tiempo más largos. Muchos de los efectos secundarios potenciales son similares a aquéllos asociados con el uso de levodopa. Estos incluyen somnolencia, inicio súbito del sueño, alucinaciones, confusión, discinesias, edema (hinchazón debida al exceso de líquido en los tejidos del cuerpo), pesadillas y vómito. En casos raros, pueden causar hipersexualidad o un deseo incontrolable de apostar o de hacer compras de manera compulsiva.


Inhibidores de la MAO-B. Estos medicamentos inhiben la enzima monoaminooxidasa B, o MAO-B, que descompone la dopamina en el cerebro. Los inhibidores de la MAO-B hacen que la dopamina se acumule en las células nerviosas sobrevivientes y reducen los síntomas de la enfermedad de Parkinson. Los estudios patrocinados por el NINDS han mostrado que el medicamento llamado selegilina (conocida también como deprenil) puede retrasar la necesidad del tratamiento con levodopa hasta por un año o más. Cuando se administra selegilina con levodopa, ésta parece aumentar y prolongar la respuesta a la levodopa, reduciendo así el efecto de disipación. Generalmente, la selegilina se tolera bien, aunque los efectos secundarios pueden incluir náuseas, hipotensión ortostática o insomnio. No debe tomarse con el antidepresivo fluoxetina o el sedante mepiridina, ya que combinar estos medicamentos con la selegilina puede ser prejudicial. La rasagilina se utiliza en el tratamiento de los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson con o sin levodopa. Si la rasagilina reduce o no la evolución de la enfermedad de Parkinson sigue siendo un tema controversial.


Inhibidores de la COMT. COMT es la sigla de catecol-O-metiltransferasa, otra enzima que ayuda a descomponer la dopamina. Los medicamentos entacapona y tolcapona prolongan los efectos de la levodopa evitando la descomposición de la dopamina. Los inhibidores de la COMT pueden disminuir la duración de los períodos de disipación o períodos “off” en los que la dosis de la levodopa no hace efecto. El efecto secundario más común es la diarrea. Los medicamentos también pueden causar náuseas, perturbaciones del sueño, mareos, decoloración de la orina, dolor abdominal, baja presión arterial o alucinaciones. En pocos casos raros, la tolcapona ha causado enfermedad hepática grave, por lo que las personas que reciben tolcapona necesitan un monitoreo regular de la función hepática.


Amantadina. Este medicamento antivírico puede ayudar a reducir los síntomas de la enfermedad de Parkinson y la discinesia producida por la levodopa. Frecuentemente se usa sola en las etapas tempranas de la enfermedad. También puede usarse con un anticolinérgico o con la levodopa. Después de varios meses, la eficacia de la amantadina disminuye hasta en un 50% de las personas que la toman. Los efectos secundarios de la amantadina pueden ser insomnio, piel moteada, edema, agitación o alucinaciones. Los investigadores no están seguros de cómo funciona la amantadina en la enfermedad de Parkinson, pero es posible que aumente los efectos de la dopamina.


Anticolinérgicos. Estos medicamentos, que incluyen trihexifenidil, benztropina y etopropazina, disminuyen la actividad del neurotransmisor acetilcolina y pueden ser de particular eficacia para el temblor. Los efectos secundarios pueden ser resequedad de la boca, estreñimiento, retención urinaria, alucinaciones, pérdida de la memoria, visión borrosa y confusión.


Al recomendar un curso de tratamiento, el médico evaluará cuánto trastornan los síntomas la vida de la persona y ajustará el tratamiento al caso particular de la persona. Como no hay dos pacientes que reaccionen a un medicamento dado de la misma manera, puede llevar tiempo y paciencia lograr la dosificación correcta. Aun así, tal vez los síntomas no se alivien por completo.


Cirugía

Antes del descubrimiento de la levodopa, la cirugía era una opción para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Los estudios en las últimas décadas han llevado a grandes progresos en las técnicas quirúrgicas y la cirugía vuelve a considerarse para las personas con Parkinson para quienes la terapia medicamentosa ya no es suficiente.


Palidotomía y talamotomía. Los primeros tipos de cirugía para la enfermedad de Parkinson implicaron la destrucción selectiva de partes específicas del cerebro que contribuyen a los síntomas de la enfermedad. Las técnicas quirúrgicas se han refinado y pueden ser muy eficaces para los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson. La cirugía de lesión más común es la palidotomía. En este procedimiento, el cirujano destruye selectivamente una porción del cerebro llamada globo pálido. La palidotomía puede mejorar los síntomas de temblor, rigidez y bradicinesia, posiblemente al interrumpir las conexiones entre el globo pálido y el cuerpo estriadoo el tálamo. Algunos estudios también han encontrado que la palidotomía puede mejorar la marcha y el equilibrio y reducir la cantidad de levodopa que necesitan las personas, disminuyendo así las discinesias inducidas por los medicamentos. Otro procedimiento, llamado talamotomía, implica la destrucción quirúrgica de parte del tálamo. Este enfoque se usa principalmente para reducir el temblor.


Debido a que estos procedimientos causan la destrucción permanente de pequeñas cantidades de tejido cerebral, han sido en gran parte reemplazados por la estimulación cerebral profunda para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, se está probando un nuevo método que utiliza ultrasonido enfocado desde fuera de la cabeza porque crea lesiones sin necesidad de cirugía.


Estimulación cerebral profunda. La estimulación cerebral profunda usa un electrodo que se implanta quirúrgicamente en el cerebro, normalmente en el núcleo subtalámico o en el globo pálido. Similar a un marcapasos, un generador de pulsos (batería), que se implanta en el tórax debajo de la clavícula, envía señales eléctricas finamente controladas al electrodo(s) a través de un cable colocado debajo de la piel. Cuando se activa usando un tubo externo, el generador de pulsos y los electrodos estimulan el cerebro de forma indolora de tal manera que ayuda a bloquear las señales que causan muchos de los síntomas motores de la enfermedad. La estimulación cerebral profunda está aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos y se usa extensamente como tratamiento para la enfermedad de Parkinson.


La estimulación cerebral profunda puede usarse en uno o ambos lados del cerebro. Si se usa en un lado solamente, afectará los síntomas en el lado opuesto del cuerpo. La estimulación cerebral profunda se usa principalmente para estimular una de tres regiones del cerebro: el núcleo subtalámico, el globo pálido o el tálamo. La estimulación del globo pálido o del núcleo subtalámico puede reducir el temblor, la bradicinesia y la rigidez. La estimulación del tálamo es principalmente útil para reducir el temblor.


Las personas que inicialmente respondieron bien al tratamiento con levodopa tienden a responder bien a la estimulación cerebral profunda. Aun cuando los beneficios de esta estimulación pueden ser sustanciales, generalmente no ayuda con los problemas del habla, “rigidez repentina”, postura, equilibrio, ansiedad, depresión o demencia.


Una ventaja de la estimulación cerebral profunda comparada con la palidotomía y la talamotomía es que la corriente eléctrica puede apagarse usando un dispositivo manual. El generador de pulsos también puede programarse externamente.


Es necesario regresar con frecuencia al centro médico durante varios meses después de la cirugía de estimulación cerebral profunda para que se pueda ajustar cuidadosamente la estimulación para que dé los mejores resultados. Después de algunos meses, la cantidad de visitas médicas generalmente disminuye significativamente, aunque ocasionalmente es necesario que los pacientes regresen al centro para el control del estimulador. Al momento, la batería para el generador de pulsos debe cambiarse quirúrgicamente cada tres a cinco años. La estimulación cerebral profunda no detiene la evolución de la enfermedad de Parkinson y algunos problemas podrían regresar gradualmente. La estimulación cerebral profunda no es una buena solución para todos. En general, es apropiada para personas con enfermedad de Parkinson que responden a la levodopa pero que han desarrollado discinesias u otros síntomas incapacitantes que resultan del efecto de disipación a pesar de la terapia con medicamentos. Generalmente no es una opción para las personas con problemas de memoria, alucinaciones, depresión grave, mala salud o mala respuesta a la levodopa. La estimulación cerebral profunda no ha demostrado ser beneficiosa para los síndromes parkinsonianos "atípicos", como la atrofia multisistémica, la parálisis supranuclear progresiva o parkinsonismo postraumático, que tampoco mejoran con los medicamentos para la enfermedad de Parkinson.


Como con cualquier cirugía del cerebro, la estimulación cerebral profunda tiene complicaciones potenciales, incluyendo el accidente cerebrovascular y la hemorragia cerebral. Sin embargo, estas complicaciones son raras. También existe el riesgo de infección, que puede requerir antibióticos o hasta el reemplazo de algunas partes del sistema de estimulación cerebral profunda.


Terapias de apoyo y complementarias

Puede usarse una amplia variedad de terapias de apoyo y complementarias para la enfermedad de Parkinson. Entre éstas se encuentran las técnicas fisioterapéuticas, ocupacionales y del lenguaje normales, que pueden ayudar con problemas tales como los trastornos de la marcha y de la voz, temblores y rigidez, y deterioro cognitivo. Otros tipos de terapias de apoyo incluyen:


Dieta. En este momento no existen vitaminas, minerales u otros nutrientes específicos que tengan un valor terapéutico comprobado para la enfermedad de Parkinson. En el 2011 se suspendió un estudio clínico del NINDS del suplemento dietético coenzima Q10 cuando los resultados de un análisis intermedio mostraron que era poco probable que el tratamiento activo con el suplemento demostrara una diferencia estadísticamente significativa comparado con un placebo. El NINDS y otros componentes de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) están financiando la investigación para determinar si la cafeína, los antioxidantes y otros factores dietéticos pueden ser beneficiosos para prevenir o tratar la enfermedad de Parkinson. Aunque actualmente no hay indicios de que algún factor dietético específico sea beneficioso, una dieta sana y normal puede promover el bienestar general de las personas con la enfermedad como lo haría con cualquier persona. Comer una dieta rica en fibra y beber líquidos en abundancia también puede ayudar a aliviar el estreñimiento. Sin embargo, una dieta rica en proteínas puede limitar la absorción de la levodopa, destacando así la importancia de la sincronización de los medicamentos.


Ejercicio. El ejercicio puede ayudar a las personas con Parkinson a mejorar su movilidad y flexibilidad. Algunos médicos recetan fisioterapia o ejercicios de fortalecimiento muscular para tonificar los músculos y para someter a los músculos rígidos y poco usados a un rango completo de movimiento. Los efectos del ejercicio sobre la evolución de la enfermedad no se conocen, pero puede mejorar la fuerza del cuerpo para que la persona esté menos discapacitada. Los ejercicios también mejoran el equilibrio, ayudan a las personas a minimizar los problemas de la marcha y pueden fortalecer ciertos músculos para que puedan hablar y tragar mejor. El ejercicio puede mejorar el bienestar emocional y la actividad física, como caminar, trabajar en el jardín, nadar, hacer ejercicios de calistenia y usar las máquinas de ejercicio, puede tener beneficios adicionales. Un ensayo clínico financiado por el NINDS demostró el beneficio del ejercicio de tai chi comparado con los ejercicios de resistencia o de estiramiento. Las personas con enfermedad de Parkinson siempre deben consultar con el médico antes de comenzar un nuevo programa de ejercicios.


Otras terapias de apoyo y complementarias que usan algunas personas con Parkinson incluyen masajes terapéuticos, yoga, hipnosis, acupuntura y la técnica de Alexander, que optimiza la postura y la actividad muscular.


Otro enfoque terapéutico importante implica la evaluación y terapia del habla y la deglución. Ciertas técnicas pueden ayudar con el bajo volumen de la voz que las personas con Parkinson con frecuencia experimentan.



¿Cómo pueden las personas sobrellevar la enfermedad de Parkinson?

Aunque la enfermedad de Parkinson generalmente evoluciona lentamente, con el tiempo pueden verse afectadas las rutinas diarias, desde socializar con los amigos hasta ganarse la vida o realizar los quehaceres domésticos. Estos cambios pueden ser difíciles de aceptar. Los grupos de apoyo pueden ayudar a sobrellevar el impacto emocional de la enfermedad. Estos grupos también pueden brindar información valiosa, consejos y experiencia para ayudar a las personas con Parkinson, sus familias y cuidadores a lidiar con una amplia gama de temas, que incluyen encontrar médicos que conocen bien la enfermedad y enfrentar las limitaciones físicas. Al final de este folleto hay una lista de organizaciones nacionales que puede ayudar a los personas a encontrar grupos de apoyo en sus comunidades. El asesoramiento individual o familiar también puede ayudar a las personas a encontrar maneras de sobrellevar la enfermedad.


Las personas con la enfermedad de Parkinson también pueden beneficiarse siendo proactivas y averiguando todo lo que puedan sobre la enfermedad con el fin de aliviar el miedo a lo desconocido y de asumir un papel positivo para mantener su salud. Muchas personas con la enfermedad continúan trabajando a tiempo parcial o completo, aunque tal vez necesiten ajustar su horario y ambiente laboral debido a sus síntomas.


¿Pueden los científicos predecir o prevenir la enfermedad de Parkinson?

En la mayoría de los casos, no hay forma de predecir o prevenir la enfermedad de Parkinson esporádica. Sin embargo, los investigadores están buscando un biomarcador, es decir, una anormalidad biológica que compartan todas las personas con Parkinson, que podría ser detectado con técnicas de evaluación o con una prueba química simple administrada a las personas que todavía no tienen síntomas parkinsonianos. Esto podría ayudar a los médicos a identificar a las personas con riesgo de tener la enfermedad. También puede permitirles encontrar tratamientos que detengan el proceso de la enfermedad en las etapas tempranas. Los estudios demostraron que la sinucleína se acumula en las células nerviosas años antes de que aparezcan los síntomas. La pérdida del sentido del olfato, el estreñimiento, las piernas inquietas y el trastorno del sueño por movimiento ocular rápido posiblemente son causados por estos primeros cambios.


Un área importante de investigación en este campo involucra las técnicas de imágenes, como las técnicas de resonancia magnética especiales o las técnicas de imagen nuclear actualmente en estudio en los Institutos Nacionales de la Salud y en otros lugares.


En casos raros, donde las personas tienen una forma hereditaria clara de la enfermedad, los investigadores pueden hacer pruebas de mutaciones genéticas conocidas como una manera de determinar el riesgo de una persona de padecer la enfermedad. Sin embargo, estas pruebas genéticas tienen implicaciones de gran alcance y las personas deben considerar cuidadosamente si desean saber o no los resultados de dichas pruebas.

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