SEGUNDA ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE:
¿Podría pensar una máquina?
Los avances en programas informáticos nos han hecho ver que las máquinas pueden parecer inteligentes al simular tareas preconcebidas traduciendo simbología precisa, determinando una respuesta correcta de manera rápida y la mayor parte de las veces confiable, sin embargo, el pensamiento es un acúmulo de procesos que involucra mucho más que una cascada metodológica precisa, o el mero uso o consumo de neurotransmisores en su formación y esto se puede evidenciar o ser determinado por ejemplo en seres humanos con el mismo contenido genético (como en los gemelos monocigóticos) y la misma experiencia de vida (misma crianza), y ambos seres tendrían elaboración de pensamientos totalmente diferentes.
Es por eso que científicos como por ej. John R. Searle (de la U. de Berkeley, California) sostienen que los programas informáticos jamás podrán dar origen a mentes, y es que la mente es un proceso de una magnitud y especificidad tal, aun desconocida, que ha tardado miles de años de procesos evolutivos en los que han intervenido transformaciones genéticas, entorno natural y entorno social, imposibles de poder ser emulados por una máquina.
Empleo de animales en la investigación científica:
Este planteamiento es un debate ético tan variado como pensamientos existentes en la raza humana, por lo cual debería ser analizado quizás poniendo en una balanza los beneficios sobre los daños en general que puedan sucederse por la implementación de animales como materiales de estudio.
Si bien, ningún ser vivo debería sufrir de manera absurda, y que todo proceso de estudio necesita garantizar la benevolencia y consideración con cada ser vivo, hay que estar conscientes de la cantidad de seres (tanto humanos como animales) se han salvado gracias a los experimentos realizados sobre ellos por científicos.
Por ese motivo es que la Asociación Médica Mundial afirma estos principios para el uso de animales en la investigación:
1. El uso de animales en la investigación biomédica es esencial para el progreso médico.
2. La Declaración de Helsinki de la AMM exige que la investigación biomédica en seres humanos debe estar basada, cuando corresponda, en la experimentación animal, pero también exige que se respete el bienestar de los animales usados en la investigación.
3. El trato compasivo de los animales usados en la investigación biomédica es esencial y los establecimientos de investigación deben cumplir con todas las normas que rigen el trato humano. 4. Se debe proporcionar educación sobre estas normas a todos los investigadores en formación.
5. Los animales sólo deben ser usados en investigación biomédica cuando está claro que su uso es necesario para lograr un resultado importante y cuando no se disponga de ningún otro método posible.
6. La duplicación de experimentos con animales no debe producirse, a menos que sea justificado científicamente.
7. El uso de animales para pruebas inútiles de productos cosméticos y sus ingredientes, alcohol y tabaco no debe ser respaldado.